2.- RUTA DE SANTA MARÍA DE MONES
Lugares: Mones, As Fontelas, Santa María, Oporto, Outeiro.
Distancia: 7 km. , aproximadamente,
Desnivel: 414 m.
Tiempo estimado: 2h. 30´.
Salimos de San Miguel de Mones por Os Barredos, contemplando las magníficas vistas de los sotos de castaños de Acosta, el Valle de A Rúa y los pueblos ubicados en las laderas de las montañas. Después de pasar por As Fíntelas, pueblo actualmente abandonado y sepultado por el bosque salvaje que allí se desarrolla y donde, en tiempos pasados, algunos vecinos de Mones tenían sus bodegas de vino, nos dirigimos a Santa María de Mones, dejando, a la izquierda, Balbarrán, poblado anteriormente por viñedos y donde hoy crece el bosque de matorrales.
VISTA DE SANTA MARÍA DE MONES EN PRIMER PLANO
En Santa María de Mones, en la cumbre de la colina, en lo que fue castro celta, utilizado posteriormente por los romanos, se levanta la antigua iglesia de Santa María de Mones, posiblemente construida en el siglo XII, en el lugar que , quizá, fue monasterio de templarios . La construcción es de piedra granítica y está rodeada de viñedos y tumbas. La iglesia, bien conservada, parece una fortaleza, con una interesante fachada. En su pared sur, todavía, se conserva una piedra grabada con un juego romano, “ tres en raya”. Se ilumina durante la noche, destacando su silueta, visible desde el valle de A Rúa, Petín y pueblos de las estribaciones de las montañas. La belleza del paraje, la dilatada perspectiva que pone, a los pies del caminante, el río Sil con el embalse de San Martín y el hermoso y fértil valle de A Rúa, poblado de viñedos, y las montañas que le circundan, impresiona la sensibilidad del visitante.
La carretera, después de pasar por las bodegas donde, en otros tiempos, guardaban el vino los vecinos de Santa Olaia, baja empinada pendiente, cruza el, antaño caudaloso y bravío, en invierno, arroyo de Oporto o de Acosta y sube un repecho en el que se encuentran las casas de Oporto. Luego , siempre entre viñedos, discurre por una suave pendiente hasta el poblado de Outeiro, pasando antes por las bodegas llenas de grandes cubas en las que se guarda fresco el vino de la cosecha. En Outeiro, además de disfrutar de una hermosa vista panorámica, podemos contemplar el Pazo de los Mancebos y, a la vez, recordar el pintoresco episodio de la Guerra de la Independencia acaecido en este lugar: un criado, que pasaba por imbécil, emborrachó a los soldados franceses que, acampados en la ermita de San Roque de A Rúa, cometían toda clase de asaltos y atropellos en los pueblos del entorno. Los vecinos aprovecharon esta circunstancia para agredir a los borrachos soldados que así tratados recordarían de por vida aquel día y aquellos hechos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario