domingo, 27 de enero de 2008

Ruta de A Pena Forcada ( A Pena)

RUTA DE A PENA FORCADA ( A PENA)


Lugares: Campelo, Alto das Xeixas, Cabeza do Pau, Pradeira das Cuatro Puntas, Pena Forcada ( A Pena ), Mones..


Distancia: 10 km. desde O Alto das Xeixas.( ida y vuelta)

Tiempo estimado: 3 horas

Desnivel: 1378 m.


Hasta O Alto das Xeixas, el itinerario queda explicado en la ruta , de A Pedralta. Aquí, un camino forestal que comienza en moderada pendiente asciende por O Monte de Os Chaos, rumbo a Pena Forcada que, con sus 1378 m. de altura, es la cumbre reina de estas montañas que son estribaciones de la Sierra del Eje ( Eixe). Antes pasamos por Cabeza do Pau, 1219 m., Campeliños, A Portela, 1179 m., que es encrucijada de caminos, senderos y veredas que conducen, por la vertiente derecha, a Santa Olaia y por la izquierda, a Correxais, pasando cerca de O Teso dos Castelos donde está situado un repetidor de televisión. Si seguimos de frente, pasamos por A Louxeira, Alto do Mouzón, 1328 m., también con repetidor de televisión y A Poula Grande, 1291 m. Todas estas cumbres y montañas son de perfiles dulces, suaves, redondeados, poblados de monte bajo y pinos, en los pocos lugares donde los incendios forestales todavía no han llegado.

En Cabeza do Pau, es preciso hacer una parada para admirar, gozar y meditar sobre este solitario y maravilloso paraje. El camino forestal transita, aquí, casi llano, por el lomo de la montaña. La vertiente derecha es tributaria del Jares, mientras que la izquierda lo es del Sil. Ambos ríos fluyen, allá abajo, profundos y encajonados. Desde estos solitarios parajes, hábitat de corzos, jabalíes, lobos, zorros, águilas, gavilanes y otros animales, se dominan lejanos horizontes y se goza de su fascinante belleza. Como las águilas y gavilanes que viven en estas moradas y planean majestuosos en la bóveda celeste, el viajero contempla con asombro el laberinto de valles y montañas hasta que se pierden , tenues y borrosas, en la infinita lejanía. Igualmente observa, como piloto de avión desde las alturas, allá, muy abajo, en las entrañas de la tierra, la profunda fosa tectónica del Valle de Valdeorras, los villas y los pueblos que desde aquí parecen minúsculos y enanos; los ríos Sil y Jares que parecen arterias plateadas, dormidas, perezosas, paradas. El viajero respira el aire puro de la montaña, goza de la profunda, densa, inquietante soledad; del silencio y la paz, apenas interrumpidos, de tarde en tarde, por el canto de las calandrias que se cobijan debajo de los matorrales. Se siente libre como el viento que pasa fresco y suave acariciando su cara; cerca de las estrellas y del azulado cielo, limpio, puro, diáfano. Una misteriosa fuerza que brota de lo más profundo de sus entrañas le transporta a dimensiones y misterios apenas intuidos o imaginados.

En A Poula Grande y O Pradiño, el camino forestal discurre entre frondosos pinares, fruto de la repoblación forestal que empezó hace muchos años, por parajes del máximo atractivo, hasta coronar la mayor altura de estos lugares, Pena Forcada ( A Pena), desde donde se repite todo el asombroso espectáculo que anteriormente hemos descrito. El viajero regresará a su casa cansado; pero contento y satisfecho de haber vivido emocionado aquellas maravillosas experiencias que permanecerán en su retina y en los archivos de su memoria durante largo tiempo, quizá hasta la eternidad.

viernes, 25 de enero de 2008

Ruta de Mones A Pedralta

RUTA DE A PEDRALTA


Lugares: Nones, Alto de Campelo, Rectoria, O Couto, A Xeixas, A Pedralta, Mones.

Distancia: 10 km.. ( ida y vuelta)

Desnivel: 1100 m.

Tiempo estimado: 4 horas


Salinos de Mones por Os Barredos, pasamos por Alama y pronto llegamos a Campelo. En el Alto de Campelo, seguimos dirección a Santa Olaia. El primer tramo de la carretera es casi llano. Va por el lomo de Campelo, dejando a la derecha el arroyo, sotos de Carbitel y Valdecouso y, a la izquierda, los huertos y prados de A Rectoría y A Lama, los viñedos de O Rouso y las huertas de Os Barredos. Pero pronto asciende, serpenteando, por empinadas pendientes y cerradas curvas en los recodos de A Rectoria y Os Lameiros.

El monte, en el que predominan las tierras pobres y pizarrosas, esta poblado de plantas aromáticas, que trepan por la ladera, hasta la misma cumbre de la montaña, sirviendo, en otros tiempos, para el pasto de rebaños de cabras, para hacer leña y para la cama y el cubil de los animales. En primavera , el multicolor tapiz vegetal, formado por las doradas carqueixas y retamas, los morados cantuesos, las violetas campanillas de las queirugas y los brezos, todos, con la dulzura de su aroma, producen impáctante belleza visual y placer indescriptible, aún en los espíritus menos dotados de capacidad y sensibilidad estética.

Después, la carretera discurre en suave pendiente, por O Couto donde alternan los pinos, fruto de la repoblación forestal, con el monte bajo. Por este motivo, se han construido abundantes pistas forestales y contrafuegos que atraviesan montes, colinas y ribazos de perfiles redondeados y curvas dulces y suaves. Esta es una zona castigada por los incendios forestales que, algunos veranos, convierten el monte en negro desierto de ceniza, tierra quemada y guijarros huérfanos de hierbas, árboles, arbustos y estrado.

En este lugar, hay que hacer una parada obligada para admirar y gozar del impresionante y enigmático escenario, de los horizontes lejanos, de la verticalidad de las laderas de las montañas, del profundo valle de A Rúa y Petín, encajonado entre montañas, poblado de viñedos y regado por el Sil; del embalse de San Martín que, allá abajo y lejano, brilla plateado; del puro aire de la montaña, de la bellísima vista panorámica, de los pequeños pueblos serranos que se ubican en las faldas de las montañas, de la paz y el profundo silencio, del camino forestal que corre por la umbría ladera entre pinos, brezos, carqueixas, xestas, cerezos y abedules y conduce, por un paraje del máximo atractivo, a Fonte Salgueira en cuyas aguas, antaño, abrevaban los pastores y los ganados y, hoy, recoge, frescas y cristalinas, un estanque para uso del Servicio Forestal.

En O Alto de As Xeixas, la carretera se bifurca. Seguimos de frente, por la siempre estrecha carretera, casi pista asfaltada, en dirección a Santaolaia. Coronado O Alto de As Xeixas que en las laderas de O Cotarro conserva restos de blancas rocas de lo que fue una cantera muy antigua. La carretera, ahora, discurre sin pendientes, casi llana. Aquí la ladera del monte es muy escarpada y vertical y el terreno, árido, abrupto, agreste, pedregoso, áspero, con enormes rocas de pizarra, sin vida. Allá abajo, en el fondo del precipicio, fluye profundamente encajonado el río Jares. Este es uno de los parajes más inhóspito, áspero, accidentado y bravío de esta sierra ; pero, a la vez, muy hermoso. Al final del trayecto, se encuentra la mítica Pedralta, roca emblemática de estos parajes que se eleva altiva, soberbia, piramidal, hacia el cielo, con sus lanchas de pizarra que terminan, como los camellos, en dos jorobas. Desde este lugar, como desde cualquier otro que se encuentre en este trayecto del camino, se disfruta de espectaculares y amplísimas perspectivas, de las laderas de O Rebolar, cortadas casi a pico; de los verticales acantilados, de las moles de rocas abruptas, peladas y afiladas como cuchillos que miran al cielo igual que catedrales; de las montañas redondeadas que abrigan pequeños valles, de laderas tapizadas por verdes prados y recorridas por frescas corrientes, orladas de álamos, alisos, sauces, avellanos y castaños. Desde aquí, en lontananza, se divisan las cumbres más importantes de Galicia: Cabeza de Manzaneda y Sierra del Eje y el punto más elevado de estos entornos, Pena Forcada ( A Pena ) con 1378 m.

También se contempla la hermosa vista panorámica que forma el laberinto de montañas de las estribaciones de la Sierra del Eje ( Eixe) en invierno nevadas, todas de dulces curvas, suaves perfiles, redondeadas, pobladas de mansas colinas y vaguadas; y, allá, en el fondo, rodeado de huertas, prados, árboles y montañas, el hermoso y solitario pueblo de Santa Olaia.